sábado, 14 de agosto de 2010

Pero...


Las palabras surgen inertes
en este limbo de delirios absurdos
Ya todo se ha hecho costumbre,
nada se piensa ni se siente.

Tú, pequeño niño,
me mientes igual que ayer ,sin remordimientos.
Yo fingiéndome sumisa e ingenua
asiento entre vanos gestos
mientras hablas de tu mundo perfecto.
Sin más, agacho la cabeza y me escondo en mi mente.
No creo merecer esta historia nuevamente.
Es como siempre.

Y si te digo que todo ha cambiado ya no sientes.
Ni siquiera algun suspiro en tu oido
solo puedo sentir esa nieve,
ese frío adormeciendo cada parte de mi cuerpo
pero tú sigues sin verme.

Te tambaleas en tus propias ideas,
no sabes quién eres y te agobia tu propia mente.
Si miras ves solo lo simple de las cosas
¡Qué idiota eres!

Aún así no soy capaz de decirte cuanto te detesto
ni que vives en un sueño eterno.
Que hoy te pudres entre recuerdos
y que la alegría se ha apagado en un solo momento.

Sigues en tu síndrome
pensando en cómo y cuando harás las cosas.
Yo, llena de frenesí he apagado todas las luces.
Y he dejado un cuarto vacio,
junto a tu mente y nuestro presente.







Siempre hay cosas que son tan sencillas de decir, aún así no se ha inventado la manera de decir la verdad sin dañar ... pero sí la de hablar sin pensar.

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