domingo, 10 de julio de 2011

Cada vez que sucede siento que no debo estar, pero no puedo evitar anhelar esa situación cada vez que la veo lejana. Cuento los días y veo el reloj contiuamente -MIERDA! no avanza nunca el tiempo cuando se desea-. Se acelera mi pulso y mis neuronas entre aturdimiento y ansiedad se desesperan; es entonces cuando me veo ahí, esperándote -teniendo en cuenta que puedes fallar, no me quejo- y mi sonrisa es imposible de disimular y se escapa entre una mueca nerviosa, casi a punto de gritarlo todo -aunque lo sabes,claro-; no es más que el placer culpable del que no me arrepiento de cometer una y mil veces y el masoquismo inminente de encontrarte y "eso" más. Qué daría por no tener que dar fin a esto qué no entiendo. Y tu respiración me provoca; tus manos en mi cintura, dices algo que no entiendo y no me importa, mis dedos en tu espalda, la ropa, se fué el tiempo sin entender ni saber decir o intentar contar. Y nos hemos hecho cómplices de esta tonta enfermedad, esa de necesitar pero no saber si se puede seguir. No sé cuanto ha de durar y como tú has dicho: "las vueltas de la vida..." quizás se pueda aquello que hace años planeamos tan ilúsamente.

miércoles, 6 de julio de 2011

Me niego a ser parte del paisaje gris e inerte,
a que el miedo termine por esconder mi voz.
No toleraré que decidan por mí
ni que los años borren mi memoria.
Que el circo se termine y la gente no olvide
que mientras más tiempo deja pasar
más dificil se hace el camino si se quiere avanzar.

La vida que se cultiva hoy
no es más que mediocridad sumida en cosas simples.
Vean y callen haciéndose cómplices
o griten y peleen mostrándose inconformes.
Recuerden que mañana cuando el techo
se les caiga y aplaste sus podridos cerebros
será muy tarde para hacer algo.