martes, 28 de septiembre de 2010

La Distancia.


En Plaza de Armas un hombre nostálgico veía las personas a su alrededor. Hacía mucho calor y el ambiente aturdía. Un joven entregaba un telefono móvil a una mujer mientras instintivamente miraba de reojo si lo observaban.

El hombre miraba el reloj y hundía sus manos en los bolsillos, se tambaleaba entre el sofoco, el hambre y la sed. Caminó hasta una centro de llamados, con dedos temblorosos marcó el número y al escuchar sus voces inocentes se largó a llorar sobre el auricular.

Reflexión...

En algún momento de la vida entendemos que no solo basta una sonrisa que acompañe a la nuestra o una voz que te entregue algun vano consejo, no es suficiente quien te diga hacia donde ir o te haga reir. Quien más nos hace sufrir es probablemente de quien mas aprendemos porque el daño te hace fuerte y te une en experiencias.

Hoy puedo decir que valoro más una lágrima que una sonrisa, el silencio más que palabras. Es más importante quien siga tus pasos y comparta tu dolor apesar de los rencores. ¡Y el tiempo, cosa misteriosa! no borra los hechos pero si te ayuda a enfrentarlos y sentirlos menos importantes.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Nuestro Sueño.


Y habrá que dar vuelta esta última página, poner fin de una vez al capíulo casi inconcluso. No sé si bastará cerrar la puerta una vez más y tampoco si el tiempo borrará tu recuerdo... si sé que por mucho que sea el cariño la desconfianza acabó por marchitarnos, aunque a cada uno por su lado.

Puede que algún día lo supere y quizás no era lo peor que podía pasarme. Talvez lo que dijiste me abrió los ojos a esta nueva realidad de la cual estabas muy lejos, tan lejos que no notaste siquiera lo que estaba pasando entre los dos.

Y quizás nunca te enteres. Puede que este sueño que alguna vez existió entre nosotros se extinga solo en mí que fuí quien lo quizo de veras. Sin más se acaba todo. Y tú aún no lo sabes. Llorarás, lo sé, si te contara, pero ¿de que sirven ahora las palabras? Ni los gestos pudieron hacerte creer mi verdad. Probablemente me odies por todo esto, porque de ninguna manera podrías entenderlo.

¡Que pase el tiempo y con él los recuerdos! Porque no te veo queriendo a tí retenerlos. Y así, que el llanto se seque junto a todos los cauces recorridos. Y que se pudra nuestra historia dentro de mi baúl. Yo se que no querrás explicaciones, tiempo, ni espacio... menos una historia de lo que fué y desapareció.







Fin.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Tu ausencia.


Y así fueron pasando los años,
las personas y los lugares
pero yo te sigo recordando.
Pequeña e indefensa criatura,
te anhelé tanto
y sin previo aviso te marchaste.

Aún duele tu partida
pero sé que desde algún lugar,
más allá del simple entendiemiento humano,
guías todo mis pasos.

Y te recuerdo en la misma fecha cada año
y te extraño
y siento como pasa el tiempo
sin borrar tu recuerdo.

Mis entrañas aún sienten la ausencia
y el dolor no se cura con nada,
la pena aún sigue
y todo te trae entre brisas lejanas.

Y aunque sé que nunca regresarás
yo siempre te recordaré
con un escrito en cada mes
y una sonrisa lejana.

Que nunca te olvide
y que el dolor no se vaya.
Que sigan pasando los años
y tu recuerdo siga presente
en todo lo que me rodee
y con cada cosa que haga.











(Javiera Acracia I.M / Vicente Gonzalo I.M) Septiembre- Octubre del 2007.

domingo, 5 de septiembre de 2010


Veo tu ojos en los míos
y tus manos temblorosas
evitando el sobresalto.
Callo, espero que digas algo,
solo una burda palabra me basta
para calmar estos labios.
Río, aunque irónicamente,
casi sólo por nerviosismo
y por no poder llorar.

Y es que cada vez que te acercas
mi mundo se distorciona y muta.
Se crean colores y formas,
tiemblo sutilmente.
¡Me siento tan tonta!

Solo quiero entender que pasa con nosotros
que si nos acercamos no bastan palabras
y nos tomamos las manos.
Si me miras desespero,
solo quiero salir corriendo.
Me siento como una niña ansiosa,
pero no creo que entiendas eso.
Trato de explicar de una y mil formas
que todo es tan complejo.

Y ruego tener la fuerza para poder quedarme contigo,
para lograr soportarme a mí misma estando a tu lado,
es todo tan extraño.
Cuento las horas para verte
y cuando llegas siento cómo me alejo,
no lo entiendo.
Sigo siendo ilusa, ingenua e inmadura
y es como si no supiera qué hacer si estas cerca
pero te necesito.
Y es que si no estas conmigo
siento como se escapa el aire,
veo mi mundo más solo de lo que estuvo antes.
Que nunca me faltes...

Y solo necesito entender todo esto,
asimilar cómo mi mundo se vuelve perfecto.
Ansío tus besos
y tus manos en mi cintura cada tarde.
Que hables o calles poco importa.
Que sueñes y hagas será igual.

Sé que no quiero despertar,
porque entre pasos vagos, distantes y cansados
he podido llegar.
Estoy en una alta nube,
en el cielo más lejano contigo
y no quiero bajar.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Te vas.



Dejas todo sin más.
Entre remordimientos
pienso cuánto más pude haber hecho.
Te vas.
Y sólo quedan tus fotos por la habitación,
los besos en un rincón,
y la ilusión de un tiempo mejor.

Acabas tán fácilmente con los planes,
solo dices que te marchas,
que haz perdido la confianza...

Cuántas cosas dejé por tí.
Debiste haberme enseñado a olvidar,
a crear muros invisibles
donde esconder la fragilidad.

Hoy, tempestad.
Te apoderas de mí como si volviese a ser,
como si el tiempo no me hiciera crecer.
Me hundes, me angustias y desolas
y entre llantos desgarradores
corto mis venas a ver si respondes.

Se apagan las luces a cada paso.
Mis labios están temblando,
nunca más tendré tu abrazo...
ni siquiera tu mano me da un adiós
en el cual refugiarme
como si fuese tu último recuerdo,
al menos como una ilusión.











...Y aún así te recordaré con cariño. Fingiré que tu partida no duele, así como tantas otras cosas se esconden. Que aún en el más oscuro lugar un buen momento ilumine tus pensamientos y recuerdes, en silencio, que seguiré pensando en tí. Entonces sabrás cuanto te quise y cuánto duele que te marches sin siquiera una cínica despedida...